El tema es que no quiero.
El tema es que no quiero mirar más al
mendigo que sigue
esperando ese milagro que claramente no tiene por qué suceder. Quizás es un
milagro que cambie el mundo pues sigo considerando que este mundo depende de mi
mundo. Quizás radique entonces ahí el problema y éste no sea diferente al del
riachuelo que corre su cauce sin alterar la ruta ni deteriorar el camino pues
la llegada a la intemperie es su único destino.
Calmare entonces el caos que inconsciente crea. Ilumine entonces
el escondite en el que se encuentra y deje de visualizar de una vez por todas
esas sombras cabizbajas que con ahínco fornica cada vez que a su silueta se
atasca.
Con el quiero en la frente, con el envido en la mano, con el
truco en desgano y con la suerte de un fulano. El canto se agota y se diluye
con cada nota que poco a poco consigue olvidar. Cantar más alto sería entonces
la meta incesante por afrontar. Cuidarais
las gotas que dispersas caen en ese rio que sin gloria se pretende agigantar.
Baila para mí y construye ese ideal que no nos deja vivir en
paz. Esfuérzate un poco mas rompiendo el molde esquematizado por la ironía y el
vapor de la misma conducta a la que ajenos transeúntes se disponen ultrajar con
la ventaja del mundano pavor reprimido cuyo consejo no pretenden escuchar.
Convierte, de una vez por todas, esa dictadura rimbombante
en la caricia mas coqueta disipando el derroche de palabras que sin lógica ni métrica
logras enfocar con los suspiros de esa felicidad que solo el idiota logra
saborear.
Porque te seguiré plasmando cada vez que esa presencia tan
siniestra y de segundos intermitentes se aprovechen de lo poco verosímil que
tus caras anteriores han logrado mostrar.
Sigue siendo esa gota que baila al son del tema que le
toquen pues desampararme en un solo ritmo sería la gran venganza por este eterno
aprovechamiento en el que te tengo de victima constante.
Tu único tema reticente será el vaivén mientras te
aprovechas de esos cuerpos descalzos ávidos de la lujuria y el fuego eterno
rebobinando a la falsa presencia de esta moribunda clemencia mientras siga
viendo el mazo , sostenga el peso de esa temible carta y te diga no quiero.
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