TENEMOS QUE HABLAR


TENEMOS QUE HABLAR...



Posiblemente nos encontremos ante la frase más temida por los seres humanos a través de los tiempos. Después de variados y arduos análisis, en el centro de investigación de Investigaciones Centrales de la Universidad del Centro, a 3 cuadras de la Universidad de Masachuset, se ha comprobado que esta frase puede superar en unidades de temor otras que han perdido posicionamiento a la hora de

la votación en nuestro grupo de investigación. 


Frases como:

-   Se acabó la cerveza!!!
-   Creo que estoy embarazada!
- Me olvidé avisarte pero no hay papel en el baño y tampoco funciona el bidet!!


Sin lugar a dudas son frases fuertes que mas de una vez nos han hecho temblar y descontrolar con la misma intensidad generando esa famosa mirada perdida en el infinito. 

Esa mirada que parece decir: “Es el fin del mundo, no se que voy hacer, capaz si me quedo callado se soluciona solo”, pero aun así siempre le terminas encontrando una solución. O al menos un par de medias para sacrificar. 

Es por eso que la frase: "Tenemos que hablar…" es sin lugar a dudas mucho mas drástica y temible. Mas temible incluso que la cuenta de luz o gas. Mas temible incluso que tu mamá y su poderosa chancla (aunque tal vez estoy exagerando). 

Las tres frases anteriores nunca serán tan violentas pues al fin y al cabo todas suelen ser producto del alcohol y la leyenda urbana dice que “calavera no chilla”, "si te gusta la rosa, te gusta la espina", "si te gusta el obligo te gusta la pelusa", etc.

Algo que también han descubierto nuestros científicos, es que la frase en cuestión tiene en sí misma una gran distinción en cuanto a género masculino o femenino respecta, que demarcan y agigantan la barbarie posterior a llevarse a cabo.

El problema no es que esta frase la diga un hombre. 
El problema es que la diga una mujer.

Es evidente que el ser humano proviene del mono, el hombre, mamifero masculino de dos patas, es la prueba fehaciente de esto. La mujer, mamifero femenino de hermosas extremidades, es sin lugar a dudas, la prueba de la evolución.

Convengamos que el hombre se toma muy pocas cosas en serio, y después de esta frase siempre suele venir alguna simple y llana estupidez como: 
   
Tenemos que hablar: 
-se daño el auto, 
-me quedé sin calzoncillos, 
-la abuela se está ahogando 
o cosas asi!!!!

Pero cuando una mujer lo dice, lo primero que le sigue a esta frase es la sensación inevitable de que el fin se acerca, y a eso se suma la gran y poderosa capacidad femenina de manejar los tiempos de la manera mas insoportable posible. 

El hombre es absurdo, es nervioso, es ansioso, nos suele costar mucho generar suspenso. Una mujer puede decir esta frase y desaparecer una semana. O no volver a mencionarla durante días. Es ahí, cuando la ansiedad que es tan masculina, tan animal, nos sofocará y pediremos a gritos lo que le sigue a esa frase aun sabiendo que es muy probable que todo el mundo gane menos nosotros.

Las mujeres no tienen temores, o al menos no como los nuestros. Sangran cada 28 días, pueden usar una minifalda incluso aunque haga -10grados de temperatura y si quedan embarazadas un alíen saldrá de su interior después de 9 meses.

El hombre teme que le rayen el auto. Que llueva después de lavar el auto. Que se vaya la luz a la hora del partido. Que en 9 meses tenga que tener 2 trabajos distintos para poder cubrir los gastos de ese otro alien.


Es por eso que no existe nada drástico que pueda decir un hombre después de la frase: Tenemos que hablar… y que preocupe a una mujer. Pero cuando los papeles se invierten, Troya es un paraíso soleado a lado de este caballo que una vez dentro acabará despiadadamente con todo a su paso.  

1 comentario:

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