Primer Acto: #AlDiablo...


-El señor Santanas parado frente a usted desea hacerle una propuesta-.

 -Indecente?- (pregunté mientras levantaba la ceja izquierda). Ni el pomposo abogado ni el mal geniado "señor Santanas" rieron. Pero yo, fiel a mi estructura, no pude dejar que un posible chiste quede picando así sea el peor que pueda contar. -Habría que matarlo, o prohibirle la entrada al pais al pelotudo este. Basta de contar chistes malos hermano de Jean- diría alguno de los "negros cabezas" a los que les suelo decir amigos.


-Un poco mas de respeto le pido, no tenemos tiempo que perder, tenemos que cobrar unas letras aun no pagas de Cristina y luego partir inmediatamente al despacho del señor Muricio que por lo visto quiere una ampliación de contrato, si no lo hace, lo del blanqueamiento se lo tendrá que hacer más abajo y  será apenas una anécdota comparado con lo que le puede llegar a pasar, en eso Cris era más sabia y sacaba dinero de donde sea para pagarnos. Así que sepa usted que si bien esta negociación es importante, no nos puede tomar mucho tiempo-. Gordo pomposo, seguro es gorila dirían eso mismos "negros cabezas", no paraba de impresionarme como tras cada palabra con la mano acariciaba el candado en su cara mientras espiaba constantemente a quienes luego descubrí: las meseras del lugar, una rubia, una morocha y una pelirroja.

Reiría, pero no tengo tiempo.

El "Señor Santanas" no quita la mirada de mis guantes a medio cortar mientras el brillo pulcro en sus mocasines por momentos me enceguecen.

-Entonces Vélez?, es tu única oportunidad sabelo, no hay forma alguna de que tu ridículo sueño de humanidad y gloria se lleven a cabo sin mi ayuda y ahora no vas a poder seguir mas con esa pelotuda fantochada de repetirle a todo el mundo que no creés en dios, pues sin él yo no estaría acá, y sin mí, vos no estarías acá y si esto no estuviese sucediendo, todo lo demás no tendría sentido-
Su afrancesamiento y el constante jugueteo con ese cigarro electrónico realmente no me preocupaban, era más su acento argentino el que me desconcertaba pues eso significaba que la negociación no iba a ser tan fácil como yo esperaba. Aun así no podía darla por perdida ante apenas una suposición; once años esperando este momento como para que un simple presentimiento de desventaja me venzan era algo que no podía permitir. No me suelo convencer a mi mismo, mucho menos lo hará esa vocecita que constantemente aparece advirtiéndome que algo no me conviene. Si de algo pecaré será de tirarme siempre a la pileta, así esté completamente vacía, así el golpe frontal esté anunciado incluso antes de siquiera haber tomado la iniciativa. 

-A ver Señor Santanas, como le explico-,  -decime Mati - interrumpió. No creo querer decirle Mati, ya conozco uno y me parece que es suficiente, incluso, quizás, demasiado  - A ver Señor Santanas- su mirada se volvió profunda hasta que el gordo pomposo se levantó haciendo chasquidos con los dedos mientras gritaba -hey nena, nena, si vos, sentime una cosita, jajaja- al menos se alejó mientras balbuceaba con la boca llena. Un asco el adiposo.

-Solo necesito 3 cosas: vivir trescientos años, que mis órdenes se cumplan, y que el ser humano viva solo hasta los 75 años- Saqué la carta guardada en el bolsillo izquierdo de mi campera donde guardo mi libreta de apuntes y la solté sobre la mesa.

-Y encima tenes la valentía de apuntarlas en un siete de espadas- sonrió mientras se reclinaba hacia atrás en el sofá de que aquel extraño starbucks en donde me había dado cita.

- Originalmente eran siete las peticiones, pero a medida que has dilatado esta charla, me he avejentado, a tal punto de comprender que con estas 3 podría conseguir todo lo demás-

- Entonces, si son solo tres, tenes tiempo para explicarlas-

-El marrano de tu abogado dijo que no tenías tiempo-

-Es él quien no tiene tiempo, se aburre rápido, seguro dentro de poco presentará la renuncia y saldrá bailando en videos, todos lo hacen. Dale, explicáme tus peticiones a ver si logran estar a mi altura- dejó el cigarro electrónico en la mesa y cruzó las manos.

-Simple, con trescientos años me aseguro vivir tres generaciones y media, haciendo que mis órdenes se cumplan podré establecer parámetros de comportamiento y evolución, y haciendo que el ser humano viva solo setenta y cinco años me aseguro que la cuarta generación no recuerde ni un ápice de los males del ser humano que pretendo eliminar: las religiones, la política, la economía y sobre todo el conformismo. Y luego de eso, según el contrato que me envió el patético de tu abogado, estaré dispuesto a generar ideas para ti- lo dije mientras liberaba una débil sonrisa cómplice.

Santanas, por su parte,  soltó carcajadas con mucha fuerza, su mirada a media asta se enrojecía mientras la dirigía hacia su abogado que le mostraba una tarjeta negra con una cinta dorada en el centro a la pelirroja, la única de las tres meseras que le dió platica -Amo a los socialistas, creen que haciéndose dueños del poder absoluto lo van a cambiar todo, van a mejorar todo, y no terminan de comprender que antes que eso suceda el poder los termina cambiando a ustedes, no terminan por hacer nada, descomponen todo aun más de lo descompuesto que ya estaba y luego termina llegando alguien cuyo único logro será resaltar los errores de quien se va, y como siempre terminan volviendo a mi deseando un poco más de tiempo.- El gordo pomposo empezó ahogarse, cayó al suelo mientras la pelirroja angustiada pedía ayuda. Nadie en todo el lugar se movió. La pelirroja se incorporó, agarró su charola y con sonrisa en los labios le dijo al primero que entró: lo puedo ayudar en algo señor?.

-No me da miedo tu jueguito a lo dark vader, he visto muchas veces estos trucos como para caer en uno tan barato. Además, acabar como el grasa ese en lugar de atemorizarme me llena, incluso, de felicidad- Aproveché y saqué de mi morral un termo y mi mate, no podía perder la oportunidad de burlarme intelectualmente de esa cafetería yanqui y tomar, justo ahi, mate.

Una morocha infartante apareció de la nada frente a nosotros, no era muy alta pero simplemente se llevaba toda la atención del lugar -vine lo más pronto que pude señor, me llevo este y en cinco minutos llega el nuevo, defendió cuatro asesinos seriales, tres violadores, cinco pedófilos y más de diez políticos, estoy segura que le va a gustar- con su mano izquierda tiraba su larga cabellera hacia atrás dando libertad a ese escote extremadamente pronunciado. Antes de girar sobre su taco derecho, unos tipos levantaban al gordo pomposo que sin darme cuenta ya se había puesto morado.

- En cierta medida podría asegurar que me gusta verte divagar, pero voy a ir al grano Vélez, lo que pides no se puede - Santanas se incorporó, sacó del bolsillo interno de su saco varios dólares, algo raro en medio de una cafetería gringa en Buenos Aires aunque comprendí la poesía: "...el demonio andando con dólares...", casi me hizo mirarlo embelesado. Tiró los dólares en la mesa, y empezó a marcharse.

Si algo me enseñó mi madre, quizás inconscientemente ella, es que en una negociación, pierde quien primero retruca, quien primero suelta la palabra "pero", y sobre todo pierde, quien no le dá tiempo al otro a desesperarse. Asi que cebé otro mate, le dí un sorbo, mientras me tomaba una foto para instagram a la cual le pondría: Tomando Mate en Starbucks #LaTenesAdentro #EstaEsParaVos

Al revisar la foto en el celular, me doy cuenta que alguien se asoma paranoicamente; el pensamiento rebota en mi cabeza: debo voltear?

FIN?

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