“EXPRESARSE, LIBERARSE, DEJARSE LLEVAR” Entrevista a Sergio Surraco

Siendo algo coherente con la introducción, empezar el ciclo de entrevistas en la cátedra Teatro y Espectáculos tenía (tal vez evidentemente) que realizarse con la presencia de alguien que pudiese ser de fácil identificación con el estudiante, alguien que los años no provoquen un distanciamiento temporal con nosotros: Los espectadores.
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El pequeño Sergio miraba con orgullo a su padre precursor del cine independiente- y filmaba sus juegos mientras soñaba con tener un carromato y recorrer el país haciendo funciones de títeres con él. Lógicamente, el arte lo fertilizó y hoy es eso: un artista de diferentes variantes.
Su carisma y espontaneidad, brindan a los alumnos una charla vivaz y entretenida. Su nerviosismo es notorio pero por escasos minutos,  hay momentos en los que parece darse
cuenta del lugar en el que se encuentra como derivador de enseñanzas, y eso tal vez parece asustarlo, pues es un poder que por lo pronto no desea tener.
Pero al menos se expresa con tal dominio del escenario que el temor carece de tintes muy evidentes.
Sergio advierte que hoy en día en la televisión se busca más la fama (que el éxito), pero la fama es un símil de ramera, capaz de acostarse con el mejor postor. Y Sergio evidentemente prefiere mantenerse ajeno o distante a esto (los docentes claramente no elijen al famoso de turno, sino al que directamente sea capaz de entregar una enseñanza verdadera y valiosa a los alumnos). Nos indica que su búsqueda (tal vez actual) se enfoca al éxito más que a la fama, saber que haber conseguido (a los 36 años) ser convocado por Barney Finn para hacer Shakespeare en el teatro San Martin en la Sala Martin Coronado es cumplir un sueño (al que solo los actores de casta pueden aspirar).
Nos indica (como la mayoría de futuros entrevistados) que no ve a Tinelli (un personaje que para este alumno no debería ser objeto de crítica, pues es un exitoso que genera fama), que es difícil encontrar algo bueno en televisión pero que ciertamente lo hay.

La entrevista culmina con una evidente emoción en su rostro, queriendo incluso quedarse con el papel que Dardo Dozo leyó para homenajear a este joven actor que seguramente tiene algo que contar (fue así como empezó todo) y mas allá de esto, seguirá forjando un camino inolvidable en su trayectoria.

Sus juegos de la infancia fueron la comunicación, en la mejor expresión posible, llegar a alguien, contar sus sueños; esto no es algo para nada diferente a lo que la mayoría de los que nos encontramos en este auditorio transitó en su infancia, o al menos este estudiante se identifica de tal forma que parece estar escuchando ecos en el futuro.

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Gracias Sergio Surraco.

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