Tímida y estudiosa es la auto calificación que proclama Ingrid al referirse sobre su infancia, le gustaba mucho hacer las coreografías de “Bili Bili”.
pieza de Molière, con dirección de Rodolfo Graziano, "Hijos del silencio", de M. Medoff, con dirección de Sergio Renán. Y así en más, el currículo se sigue extendiendo, el mismo habla de alguien que no pierde los minutos, alguien que varía mucho, alguien que ha hecho mucho, pero que considera que aún le faltan cosas o papeles por interpretar.
Reconoce que su familia nunca se imaginó siquiera que ella quisiese estudiar teatro, a pesar que todo el circulo que la rodeaba (sobre todo a su padre) fuese con respecto a esta profesión que hoy ama por sobre todas las cosas.
Su padre murió justo antes de su debut como actriz, pero a pesar del golpe (normal en cualquier ser humano) esto no la detuvo, nunca quiso ser: “La hija de Ernesto Bianco” (con respecto a las oportunidades laborales en la actuación) pues quiso forjar su nombre por sí sola, desafortunadamente (por la muerte de su padre), pudo hacerlo.
Estudió Psicología simplemente (sarcasmo) por su afán de buscar comprender lo incomprensible, ya que considera que actuar es poner el cuerpo y celebrar lo incomprensible, para compartirlo y honrarlo (al personaje).
A pesar de lo estudioso que considera su comportamiento en la infancia, reconoce que siempre se sintió arrastrada a la actuación pero libremente, sin ser presionada en lo absoluto, lo de ella era simple y llanamente aquel gen con el que se nace o no.
Sus juegos de la infancia: el disfrazarse, jugar a ser alguien más para así poder sobrellevar su timidez, ama actuar, aunque sabe dejar ir, pues considera que los personajes son como una relación de pareja: “Puedes extrañar (y mucho) a uno, pero ya estas con otro”.
“Me gusta cuando los directores me traen un problema”. Su enseñanza al aula, semi llena, es directa y concisa: Hay que amar lo que se hace, o prácticamente no sirves.
No hay comentarios: